Por: Miguel Ceara-Hatton
El territorio
está organizado por las provincias y los municipios. Dentro de cada municipio
hay distritos municipales, los cuales a su vez contienen las secciones y estas
los parajes. En 2010 había 231 distritos
municipales, unos 135 más que en el Censo 2002 y de agregarle los 29 que
pasaron a municipios entre los dos censos, un total de 164 secciones fueron
elevadas a DM en 8 años. Además, el 19% de la población total reside en DM y de
los casi 900 mil personas que aumentó la población en el período intercensal,
el 75% residía en DM, es decir hay una tendencia a concentrar la población en
entidades y asentamientos más pequeños y con menos capacidades para satisfacer
las necesidades de la población.
En efecto,
tomando como referencia la información publicada del
Censo 2010 hasta ahora, en 2010 el tamaño promedio de población de los DM era
7,899 y la mitad de estos teníanmenos de 4,997 habitantes. Comparados con los
que había en 2002, eran más pequeños, ligeramente más urbanos, registrando una
tendencia a la convergencia en el tamaño la poblacióny a una menor
concentración de la población por DM.
Según la ley
de municipios 176-07, para pasar de sección a DM se requieren 10 mil habitantes.
De aplicar esa regla solamente 48, la quinta parte de los municipios actualessatisfacería
esa condición y en 2002 menos de una tercera parte. Es decir, en 2010 debería
haber 183 DM menos y en ambos grupos, los que están por debajo y por encima del
umbral de 10,000 registran los mismos niveles de ruralidad (57%), lo que
significa una penetración de la ruralidad mucho mayor dada la definición del
censo de que lo urbano es la población residente en las cabeceras de municipios
y distritos municipales. De hecho, la mitad de las cabeceras de los DM tiene
menos de 1,918 habitantes y el 75% tiene menos de 3,179, muchas de las cuales
son simples caseríos alrededor de una carretera y sin los servicios públicos
más elementales.
La
multiplicación de distritos municipales fue el
mecanismo de acceso a los recursos públicos por la falta de una política
territorial que garantizara el acceso equitativo a esos recursos y a los servicios
públicos.El territorio sigue siendo invisible, lo cual es consecuencia en parte
de la visión del desarrollo que ha primado en el país, de que el éxito se mide
por el crecimiento del PIB y no por la calidad de vida de la gente. Si este
último, fuera el ámbito de evaluación del éxito se entendería rápidamente que
las personas residen en lugares concretos que deben contar con servicios y
oportunidades, obligando a transversalizar
el territorio en las políticas públicas.
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