EDITORIAL PERIODICO HOY26 Marzo 2009,
Con una autonomía financiera bastante erosionada y la autoridad mermada, los ayuntamientos municipales han caído en un estado deplorable, que les impide desempeñar de la mejor manera su papel de gobiernos municipales. Su capacidad de acción ha sido confinada a tareas que resulta secundarias si se las valora en función de la autoridad que en principio administraban.
Con una autonomía financiera bastante erosionada y la autoridad mermada, los ayuntamientos municipales han caído en un estado deplorable, que les impide desempeñar de la mejor manera su papel de gobiernos municipales. Su capacidad de acción ha sido confinada a tareas que resulta secundarias si se las valora en función de la autoridad que en principio administraban.
Una proporción importante de sus ingresos está atada a una ley, 176-07, que no se cumple en términos de proporción del presupuesto nacional y la otra parte, que proviene de arbitrios y otras cargas municipales, en algunos casos es deficitaria.
A los ayuntamientos hay que devolverles la autoridad que les ha sido usurpada. El Poder Ejecutivo se ha hecho cargo de profundizar esa usurpación al asumir tareas y obras cuya ejecución son propias de la autoridad municipal.
Los ayuntamientos no son simples agencias de recogida de desperdicios y mantenerlos en una condición semejante desfavorece a sus jurisdicciones. Quizás sería útil revisar la legislación que se refiere al papel de los ayuntamientos y que establece los límites de su autoridad.
Hay que buscar formas de ordenamiento que liberen a estos gobiernos de la influencia clientelista de los partidos políticos. No puede ser que sus recursos apenas alcancen para pagar sueldos, tareas de limpieza y ejecutar algunas obras. Hay que devolverles su valía.
¿Para qué nos sirve la LMD?
Bajo sus actuales condiciones operativas, la Liga Municipal Dominicana (LMD) solo sirve para restarle ingresos a los ayuntamientos, mantener una costosa y abundante burocracia y servir como letra de cambio en el trueque político.
Se trata de un organismo creado en 1938 por disposición del tirano Rafael Trujillo para mantener bajo la mira a los ayuntamientos. En estos tiempos no hace nada por mejorar la calidad de los servicios de los gobiernos municipales.
La LMD es, realmente, un pesado lastre para el Estado, con más costos que utilidades, que traga millones y millones de los contribuyentes y merma la capacidad financiera de los ayuntamientos sin retribuirles con planes que mejoren las condiciones de los municipios.
Jamás los partidos que han ocupado el poder han hecho nada por transformar la LMD en algo realmente útil para el país. Solo es apetecida para el trueque clientelista y pagar con sus recursos los favores de campaña.
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